martes, 25 de marzo de 2008

GUERRA CIVIL O FRACTICIDIO- MEMORIAS DE UN DESASTRE

José y Francisco jugaban divertidos en medio de la finca, jugaban a soldados y trincheras recordando las historias oidas de la Gran Guerra, corrían divertidos sin pensar que sus juegos en un futuro se harían realidad. María le observaba mientras limpiaba habichuelas, y sonreía al ver a los niños correr, José era huerfano una epidemía de tisis se había llevado a sus padres hacía ya 3 años, María y antonio, su esposo se habían hecho cargo del niño, cuidandolo junto a su hijo Francisco como si de otro hijo se tratará.
José y Francisco crecieron juntos como hermanos, compartiendo juegos, diversiones, y como no la locura del enamoramiento, ambos ya hechos unos hombres se habían casado y formado una familia y ahora a los 25 años, trabajaban en el mar ganando el pan de los suyos.
La noche se le había hechado encima, José caminaba apurado para volver a su hogar, la guerra había estallado hacía ya algún tiempo, y aunque aquel pequeño pueblo estaba alejado de los lugares más castigados, nunca se sabía donde podía aparecer un batallón, José no sabía ni entendia muy bien aquello de la guerra, su prioridad diaría era la de traer comida a su familia, sin importarle realmente quien mandaba.
- ¡Alto, ¿quien va?
- José - dijo el con voz temerosa- de regreso a mi casa
- Tú no vas a ningún lado, te vienes con nosotros - gritó el oficial republicano - en el frente hacen falta hombres.
- Pero...debo cuidar de mis hijos - respondió él temeroso.
- Tú decides, o te vienes al frente o te doy un tiro aquí mismo por enemigo de la republica - respondió el sargento - si tanto te preocupa tu familia, no rechistes y ven aquí.- Continuo mientras colocaba la pistola frente a José.
Fue así como José siempre preocupado por su familia, se fue al frente republicano, no entendía muy bien porque debía luchar, pero temía que si no lo hacía su familia corriese peligro.
María estaba sentada junto a la ladeira, sus ojos llenos de lágrimas, Ana, la esposa de José a su lado sollozando, sin saber muy bien que podía hacer, la puerta se abrió y entro Francisco, había estado unos días en la mar, pescando, y al llegar a tierra le habían contado como los republicanos habían llegado al pueblo y se habían llevado a varios hombres al frente, al ver a su madre y a Ana, la pregunta que le venía a la mente se respondión sola, se habían llevado a José, estaba seguro, un escalofrio le recorrió la espalda, ¿porque coño no pueden dejarnos en paz?, solo queremos vivir tranquilos, no queremos luchar. Pensó mientras abrazaba a Carmela, su mujer y se acercaba a su madre.
-pomm,pommm!!- Sonó la puerta - ¡Arriba España!, - se escuchó.
- Que quieren? - preguntó Francisco a la vez que abría la puerta -
- Tú, eres joven y fuerte , te vienes con nosotros al frente - dijo el oficial nacional - No puedo, debo hacerme cargo de mi familia, ya hemos tenido demasiadas perdidas y me necesitan para sobrevivir.
- De eso nada- respondió el oficial - o acaso ¿eres republicano?
Francisco, tembló al mirar la pistola que le apuntaba, miró a las mujeres y escuchó a los niños jugando en la habitación, debo ir - pensó - sino sabe Dios que le haran a mi familia.
Así Francisco se despidió de su familia y se fue al frente, preguntandose que sentido tenía aquella guerra.
Pasaron unos meses, en que ambos en sus bandos, lucharon batallas en las que no creían, pensando en sus familias y soñando con que aquella pesadilla acabará y volver a abrazar a sus familias.
Esta noche es especial pensó Francisco, la luna brillaba llena en el cielo, y las nubes tapaban sus rayos a merced del viento, hacía guardía cerca estaban los republicanos, junto a él su cabo, encendía un cigarrillo; de pronto entre los arboles un enemigo saltó seguido de otro y corrió por el campo acercandose a ellos, Francisco empuñó su fúsil, mientras su oponente hizo lo mismo, de repente al tiempo que ambos disparaban, la luz de la luna iluminó sus rostros y por un instante se miraron, sus ojos se reconocieron, José y Francisco fueron conscientes por un momento mientras sus cuerpos caían malheridos de que su reencuentro tan ansiado, era el último en vida, sin querer, sin que nadie les hubiese preguntado si querían luchar en una guerra como todas sin sentido, solo por estar en el sitio equivocado en el momento inadecuado, sus vidas se extinguían, se miraron en un último suspiro y soltando sus armas, se estrecharon las manos al tiempo que sus almas abandonaban sus cuerpos. En el cielo si existe se encontraron y continuaron jugando como cuando eran niños, en el aire quedó una pregunta ¿Porque nos obligaron a luchar en está guerra sin sentido??
A muchos kilometros, en ese instante, María, cual dolorosa, sintió como su corazón se partía, supo que sus hijos no volverían, las lágrimas invadieron sus ojos, y observó a sus nietos, jugando y pensó ¡Malditos seaís vosotros que en vez de cuidar de vuestro pueblo, les obligaís a luchar, a luchar hermanos contra hermanos!
María y Antonio, vivieron ayudando a Ana y Carmela a críar a sus hijos, pero María jamás volvió a sonreir, su corazón partido para siempre, a ella le daba igual el bando, sus hijos habían muerto, ahora uno es un heroe, el otro un villano, mañana quizás llegue quien diga al revés, y el heroe será villano y el villano heroe, pero para ella José y Francisco eran sus hijos, y una guerra estupida se los había arrebatado.

Esta es una historia ficticia, pero por desgracia tiene mucho de realidad, la he escrito a través de mi memoria, de esas historias que he escuchado, pero lo importante de ella, es el recuerdo de una guerra que no llevó a ningún lado, solo a la muerte entre hermanos, ruego a Dios que no volvamos a escuchar los disparos a la luz de la luna llena, que el pasado nos sirva, para recordar que entre hermanos no nos debemos matar, que la guerra, cualquier guerra es un error, y que solo hay victimas, el pueblo, da igual el bando, si los que mueren son hermanos.
Al fondo recuerdo esta canción que seguro muchos hemos escuchado en nuestra juventud "Madre anoche en las trincheras"



Y para recordar la soledad del soldado os dejo otra canción
"Querida Milagros" de "el último de la fila"



Quede aquí pues mi homenaje a todos aquellos que perdieron la vida en una guerra sin razón, a todos aquellos que de un bando u otro perdieron a un ser querido, porque las víctimas fuimos todos, todos los que habitamos este magnifico país, porque las lágrimas no entienden de colores, porque las madres, esposas, hermanas e hijas, no entendían de politicas, solo de amor y cariño.

Un bico.

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